
Había decidido crear una entrada sobre “el beso”.
Lo hice antes de descubrir que este año se cumple el primer centenario de la presentación en público de El beso de Rodín, en la exposición de arte de Viena. Siempre me ha fascinado esta escultura. Quisiera colarme yo misma entre esos brazos y gustar ese beso frío y seco.
El beso. Jose Luis Garci, ha escrito y dirigido una película sobre su historia. Gustavo Adolfo Bécquer ha creado una leyenda. Klimt lo ha dibujado. Rodín lo modeló. Hasta una emisora de radio lleva este nombre.
El beso. La más auténtica forma de acercamiento. ¿No recordáis el primer beso?, ¿ese ensayo general de la felicidad?
Yo ya me despedía.... y palpitante
cerca mi labio de tus labios rojos,
«Hasta mañana», susurraste;
yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente
iluminado por mi dicha cierta.
Salí a la calle alborozadamente
mientras tu te asomabas a la puerta
mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí... Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme, Señor esta alegría.»
Amado Nervo