domingo, 5 de octubre de 2008

Segundas partes


Es cierto que "segundas partes nunca fueron buenas". Este simple adagio se cumple también en la mitología. Me explicaré.
Cuenta Publio Ovidio Nasón que Teseo se sirvió del hilo del vestido de Ariadna para encontrar la salida del laberinto, una vez que había dado muerte al Minotauro. Historia archiconocida por todos y que apenas plantea novedad. Sin embargo, ¿alguien sabe qué ocurrió después? Me refiero a cómo continúa la historia de amor entre Teseo y Ariadna, cuando ambos abandonan la isla de Creta y emprenden una vida en común.
Pues Teseo, el valeroso, el inteligente, el enamorado... se cansó de Ariadna y la abandonó, mientras dormía, en Nixos.
Pero ambos tienen segundas partes: Ariadna, rehace su vida con Dionisos -¿podría haber encontrado un dios más divertido?- y Teseo se une a Fedra, hermana mayor de Ariadna, con quien vive una trágica relación , surcada de incestos y muertes.
De Ariadna adquiere el "hilo" y Fedra lo "lía", hasta la muerte.

3 comentarios:

Dánae Rain dijo...

Teseo sale de Guatemala y entra en guatepeor, eso le pasó por dejar a la trabajadora Ariadna. Siempre se aprenderá en este blog. Besitos tejidos

Anónimo dijo...

En este caso Teseo se llevó la peor parte en la segunda parte. Porque menuda era la Fedra,se enamoró del que era su hijastro, Hipólito, el hijo de Teseo e Hipólita, reina de las Amazonas; pero este rechazó las insinuaciones, por lo cual Fedra, despechada, lo acusó ante su padre de haber intentado violarla. Irritado Teseo, entregó a su hijo a la furia de Poseidón, quien envió un monstruo marino que espantó a los caballos de Hipólito, que fue arrastrado y resultó muerto. Llena de remordimientos, Fedra se suicidó, ahorcándose, al saberlo.

Respirando Soledad. dijo...

Vaya historia!
cualquiera diría que despues de tanto la historia termina así...
bueno se demuestra una vez más que la mitología no es otra cosa que la imitación de la realidad pero con seres un tanto imaginarios.

me seguré pasando por aquí.
me gusta mucho el blog!
un beso.
Yolanda.